¡Plagio!

Alejandro Rojo Vivot
Escritor, articulista, conferencista y humorista literario.
¡Plagio!

 

“En cuanto encuentres una disculpa a tu conducta, encontrarás ciento,

y volverás a ser absolutamente el mismo de antes”. [2]

Oscar Wilde (1895)

 

El término plagio proviene del latín y su origen se remonta a los antiguos romanos para indicar la aberrante acción de comprar hombres libres y emplearlos como esclavos, únicamente por el imperio del poder de uno sobre otro; también se lo utilizaba cuando se robaba a un esclavo y se lo explotaba. Como ya no existe la esclavitud, por suerte, siempre supusimos que jamás nos ocuparíamos de tal cuestión.

En sentido figurado, plagio es “Copiar en lo substancial obras ajenas, dándolas como propias”. [3] Como la audacia humana es grande también existe el autoplagio que es transcribir un texto propio pero presentándolo como original, ahorrándose el esfuerzo de pensar aunque se perciba un salario por hacerlo (doble estafa).

Desde luego que podemos citar a otros autores pero siempre indicando de quien se trata y, si es posible, incluyendo una completa referencia; si las líneas son de nuestra autoría rige lo mismo a lo antedicho.

En tal sentido recordemos que: “Nadie tiene derecho a publicar, sin permiso de los autores o de sus derechohabientes, una producción científica, literaria, artística o musical que se haya anotado o copiado durante su lectura, ejecución o exposición públicas o privadas”. [4]

El plagio sucede en todo los ámbitos donde le sea posible: literatura, artes plásticas, inventos, creaciones humorísticas, ensayos históricos, etcétera.

Al respecto, el destacado especialista Pepe Pelayo expresó con clara precisión: “Muchas veces hemos escuchado o leído un chiste, o lo hemos visto dibujado o actuado y nos hemos preguntado ‘¿este chiste yo lo conocía o era uno parecido?’. Y la explicación podría ser:

1-A veces algunos autores de humor no tienen escrúpulos y toman un chiste popular, anónimo, y lo hacen suyo, sin señalar que es una recopilación –algo muy válido y necesario también, no sé porque algunos se avergüenzan.

2-A veces algunos autores de humor ‘muestran’ un chiste de otro autor y lo cuentan, escriben, dibujan, escenifican, graban, etc., como si fuera de su propia cosecha.

3-A veces algunos autores de humor toman el chiste que les llega por cualquier vía y le hacen una mínima variación, como para justificar el plagio, diciendo que es una coincidencia porque ‘se parecen, pero no son iguales’.

4-A veces algunos autores de humor se apropian descaradamente de la autoría del chiste de otro, y no le dan el crédito al verdadero autor, ni siquiera dicen que es de ellos, y dejan pasar el asunto. ¿Y el consumidor? Si piensa que es de ellos, que lo piense… ‘¡Pero que conste que yo nunca dije que era mío!”.

Resumen: hay de todo ‘en la Viña del Señor”. [5]

 

Algunos antecedentes

Hay registros bastantes antiguos con respecto al plagio como, por caso, lo señalado por el poeta latino Marco Valerio Marcial (40-104), en sus célebres escritos: “El que desea adquirir la gloria recitando versos de otro, debe comprar, no el libro, sino el silencio del autor”. [6]

La precursora Constitución estadounidense de 1787 lo estableció: “El Congreso tendrá facultad: (…) para fomentar el progreso de la ciencia y las artes útiles, asegurando a los autores e inventores, por un tiempo limitado, el derecho exclusivo sobre sus respectivos escritos y descubrimientos”. [7]

Durante la Revolución Francesa Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (1732-1799) logró un gran avance pues impulsó que se reconociera el derecho de autor. Cabe señalar que tuvo una vida novelesca siendo un prolífero y exitosos dramaturgo ya que algunas de sus obras fueron adaptadas por Mozart y Rossini para convertirlas en inmortales óperas (La boda de Fígaro y El barbero de Sevilla) y también llevadas al cine mucho después claro está. [8]

Más adelante, la liberal Corte de Cádiz estipuló: “Que siendo los escritos una propiedad de su autor, éste sólo o quien tuviese su permiso, podrá imprimirlos durante la vida de aquel cuantas veces le conviniere, y no otro, ni aún con pretexto de notas o adiciones”.

 

¿Qué es en definitiva?

Una primera respuesta: es una apropiación indebida (robo, hurto o la figura que se le quiera dar), con necesario engaño y ocultamiento, para percibir alguna ganancia aunque sea para cubrir en forma supina una determinada carencia o una irresponsable levedad. Es una conducta éticamente reprochable, legalmente tipificada y, por lo menos, una afrenta a los derechos humanos: “Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.[9]

Más allá de los aspectos legales, a nuestro entender, habla a las claras también de la menguada idoneidad para la tarea realizada e incapacidad moral para ocupar cargos públicos.

Por suerte, por lo menos, existe la condena social.

 

EL PLAGIO SIEMPRE ES DESDEÑABLE

 

“La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad”.

Epíceto de Frigia (55-135)

 

El plagio es una forma de hurtar y desdeñar, es desprecio por el otro o una cosa. Lo que es seguro es que quien plagia aunque no cometa violencia física sí lo hace moralmente; en el caso que sea un miembro de algunos de los poderes públicos, lo realiza contra la comunidad en su conjunto. Es decir, el plagio es desmerecer a los demás menoscabando a la condición humana de cada uno de todos. Cabe señalar que en Ecuador al secuestro de personas lo denominan plagio.

Del griego, moralista estoico Epicteto (55-135) aprendimos hace mucho, entre otras cuestiones, que la virtud es la que practicamos en lo cotidiano, en cada momento que decidimos si algo está bien o está mal. Equivocarnos es inherente a la condición humana, el reconocer los errores es, en primer lugar, respetarse a uno mismo y, desde luego, a los demás.

La persona que realiza plagio sabe que está obrando, por lo menos, indebidamente por eso lo oculta, si además es cobarde puede llegar a endilgarle la culpa a otros o tratar de esconderse anodinamente detrás de una poca creíble incapacidad para discernir o aduciendo que fue engañada. Se puede delegar muchas cuestiones pero nunca la responsabilidad.

Si realizamos una (o varias) acciones reprochables es una cosa aunque, cuando somos descubiertos, mentimos eso último es mucho más grave, por lo menos éticamente. Cada uno sabrá dónde ubicarse, lejos estamos de juzgar a nadie y menos dejar entrever que jamás nos equivocamos en mucho.

La confianza pública es una cuestión principal en la cualificación de la Democracia, como sistema que debemos perfeccionar todos los días estando atentos pues, en definitiva, la misma incide directamente en nuestra propia vida.

 

CON FRECUENCIA

Revisando leyes, decretos, ordenanzas, cartas orgánicas y constituciones encontramos, con cierta frecuencia, fragantes plagios, inclusive los que repiten errores o inexactitudes. Casi siempre sin castigo social, ni vergüenza de sus firmantes.

 

MIRANDO PARA ATRÁS

El derecho a la autoría comenzó a poseer una sólida base legal con el Estatuto de la Reina Ana de Estuardo (Inglaterra, 1710) donde surge el difundido derecho a la copia (copyright), luego en las dos ordenanzas formales de Carlos III (España, 1763 y 1764). A nivel internacional es clave tener presente al Convenio para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (Berna, 1886, 1979).

La historia está llena de demandas judiciales por plagio, en los aspectos más disímiles como la literatura, el diseño arquitectónico, las canciones populares, etcétera, que completan páginas de los tratados como de las revistas que retratan a la gente y de las caras o se ocupan de las cosas.

 

EN EL TERCER MILENIO

También existen antecedentes de prácticas por las cuales se copian sentencias judiciales pero sin citar expresamente esa cuestión, generando un engaño, ya que está velado sin dejar apreciar lo que es.

Cabe agregar que lo usual o lo frecuente lejos está de ser un atenuante pues una sociedad que se adormece sobre aberrantes costumbres se corrompe hasta creer, como la rana, que el agua tibia nunca hervirá y luego ya será muy tarde.

Cuando la Administración de la Justicia se absuelve a sí misma y cuando los aspectos formales inhiben tratar la cuestión de fondo, sin duda, la comunidad, nosotros, tenemos que estar particularmente atentos.

 

UN CASO ENTRE MUCHOS

La habitualmente tranquila vida de Luxemburgo, un país de poco más de 600.000 habitantes que en su mayoría residen en un entorno rural, se vio ayer alterada por una información publicada por el periódico digital 'Reporter.lu' en la que se acusa de plagio al primer ministro, el liberal Xavier Bettel. Tras un minucioso análisis de su tesis doctoral, un trabajo defendido en 1999 sobre posibles reformas del sistema electoral para el Parlamento Europeo, este medio de comunicación ha llegado a la conclusión de que en 54 de sus 56 páginas hay textos de otros autores que no aparecen citados correctamente, lo que lleva al titular de ʻplagio en un 96%ʼ. Bettel, sorprendido por la información, respondió ayer a las acusaciones sin rechazarlas tajantemente: ʻDesde la perspectiva de hoy, veo que debería haberse hecho de otra manera, quizás debería haberlo hecho de otra maneraʼ, admitió en declaraciones a la Agencia de Prensa Alemana”. [10]

 

EL PLAGIO ES ALGO PERVERSO, SIN LUGAR A DUDAS

También vale recordar que una persona desfachatada es quien es descarada o desvergonzada.

“Los Babasónicos” [11] cantan:

 

abran la frontera, la estampida veo llegar,

levantando polvo vienen los desfachatados,

vienen dando tumbos, viven fuera de la ley,

alma de cantina traen los desfachatados”.

 

EL PLAGIO Y LOS DERECHOS HUMANOS

 

“La principal tortura de Iván Ilich era la mentira, la mentira que por una u otra razón todo el mundo aceptaba. (…) Le torturaba aquel embuste, le atormentaba que no quisieran reconocer lo que todos sabían y sabía él mismo”.

[12]

(1) León Tolstoi (1828-1910).

 

Entre nosotros está bastante generalizado el empleo del plagio y, salvo algunas excepciones, es raramente condenado socialmente como, por caso, lo realizado por jueces que en ciertos de sus fallos transcribieron como propios párrafos completos de textos ajenos.

En Argentina y en muchos otros países que basan su desarrollo en la libertad, rigen normas que resguardan las autorías intelectuales. [13] Además la ética, el profesionalismo, la verdad como valores en sí mismos, en la convivencia social, etcétera.

A veces el plagio es doblemente grave pues es parte de la pereza intelectual.

Además, desde luego, es un Derecho Humano fundamental: “Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”. [14] [15] Es decir se encuadra en la democracia en el sentido más amplio del concepto.

 

ALGÚN DETALLE

Toda vez que se incorpora un texto de otro autor se lo señala integralmente entre comillas (“ ”).

En el caso que lo transcripto haya sido hecho en forma parcial se indica que se ha omitido una sección con tres puntos entre paréntesis (…).

Siempre se debe agregar la referencia del original, aunque sea su autor como otros datos que sirvan para identificarlo; puede ser como Nota de pie de página o entre paréntesis inmediatamente a continuación a lo citado; si se ha basado en forma general en las ideas de otro expresamente se lo apunta en tal sentido como, por caso: los artículos están fundados en las ideas de…

Es decir, siempre debe quedar reflejado que el que firma ha incluido una producción que le es ajena, para criticarla, alabarla, emplearla como parte del encuadre conceptual, a título de ejemplo, etcétera.

Si se trata de una gacetilla oficial jamás se la puede transformar en una noticia periodística propia, inclusive si se la edita como anónima. Además pronto la mentira disimulada quedará en evidencia sobre todo al acceder a varios medios de comunicación social.

Nos referimos a todo tipo de soporte: papel, informático, oral, etcétera, sean fotos, dibujos, gráficos, cuadros, textos, etcétera, siempre y cuando estén libres de restricciones en tal sentido o se hayan respetado las protecciones específicas.

 

PARA TENER EN CUENTA

El citar es altamente positivo en cuanto a la presentación de ideas, propuestas, etcétera. Si se omite es plagio y, además, un severo engaño. Cuando es puesto en evidencia, salvo alguna excepción genera una grave vergüenza y descrédito.

El menoscabo de la cuestión es, por lo menos, una insensatez; si posee algún nivel de conceso grupal o social es un absurdo mayúsculo o que impera la comunitariamente nefasta dejen hacer, dejen pasar (laissez faire, laissez passer).

Con alguna frecuencia fácilmente encontramos plagios en distintas cartas orgánicas, ordenanzas y leyes tanto en los fundamentos como en el articulado; también lo observamos en los reglamentos internos de los poderes legislativos, en informes de asesorías letradas, etcétera. [16]

La constante reiteración de los plagios hace necesario remontarnos a los orígenes y hacer una búsqueda más ardua pero posible.

 

PARA TENER EN CUENTA

Ante la evidencia los argumentos esgrimidos son variados y enclenques: tenía poco tiempo, se vencía el plazo de presentación, perdía la oportunidad de ingresar el proyecto, todo el mundo lo hace, lo importante es que habrá mucha gente desempleada que se favorecerá, si pedía asesoramiento me podían robar la idea, etcétera.

El plagiador puede engañar a muchos todo el tiempo, pero nunca así mismo.

La democracia de calidad incluye a la verdad ante todo.

 


[1] Wilde, Oscar. De Profundis. Edimat Libros. Página 16. Madrid, España. 1998.

[2] Real Academia. Diccionario de la Lengua Española. Decimonovena edición. Página 1034. Madrid, España. 1970.

[3] Argentina. Ley N° 11.725. Artículo 8°.

[4] Pelayo. Pepe. A debate: “El plagio en la creación humorística”. Boletín Humor Sapiens. Chile. Enero de 2025.

[5] Marcial, Marco Valerio. Epigrama LXVII.

6] Artículo 1, sección 8.

[7] 19 de enero de 1791.

[8] Naciones Unidas, Asamblea General. Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 27, inciso 2. París, Francia. 10 de diciembre de 1948.

[9] Sánchez, Rosalía. El primer ministro de Luxemburgo, acusado de plagiar su tesis doctoral en un 96%. ABC. Madrid, España. 28 de octubre de 2021.

[10] Músicos argentinos que integran el grupo desde 1991. El nombre resulta de la unión del sobrenombre del gurú nacido en sur de la India Sathya Narayana Rayu Ratnakara (Sai Baba) (1926-2011) y de los dibujos animados “Supersónicos” (The Jetsons), (American Broadcasting Company (ABC), 1962).

[11] Tolstoi, León. Cuentos. Bruguera. Página 69. Barcelona, España. Julio de 1980.

[12] Argentina. Ley N° 11.723, 23 de septiembre de 1933; Decreto Ley N° 12. 12.063/1957 BO 11 de octubre de 1957; Decreto N° 8.478/1965 BO 8 de octubre de 1965; Ley N° 24.870; BO 16 de septiembre de 1997; Ley N° 25.036 BO 11 de noviembre de 1998; Ley N° 26.570 BO 14 de diciembre de 2009.

[13] Naciones Unidas, Asamblea General. Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 27°. París, Francia. 10 de diciembre de 1948.

[14] En Argentina, fue incorporado con rango constitucional.

[15] También en ciertos fallos judiciales y exámenes para acceder a altos cargos públicos pero lo dejamos para otra ocasión.

 

 

Copyright © Alejandro Rojo Vivot. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.