Sonrisa y confianza

Sonreír generalmente aumenta la sensación de confianza que transmitimos a otras personas, pero para quienes tienen personalidades antisociales, el efecto es el contrario.

El estudio de la Universidad de Nueva York reunió a 262 personas para que participaran en un juego de inversión financiera con otra persona, que en realidad era ficticia. Los investigadores describían a esta persona imaginaria y le asignaban rasgos propios del trastorno límite de personalidad, caracterizado por episodios de ira, impulsividad y frecuentes cambios de humor.

A otro grupo se les describía a una persona con rasgos de personalidad antisocial o sociopatía, en el que las personas no muestran ninguna consideración por el bien y el mal e ignoran los derechos y sentimientos de los demás, comportándose de forma manipulativa y cruel, sin mostrar culpa o remordimiento. A un tercer grupo se les describía una persona normal.

Después se presentó a los sujetos un vídeo de la supuesta persona imaginaria que acababan de describir en el que esta personas a veces sonreía y a veces no. En el juego cada participante recibía 50 céntimos y debía decidir cuánto dinero dejaba a la persona descrita, con la expectativa de que esta persona iba a triplicar su inversión.
Los resultados revelaron que los participantes invertían más dinero en las personas descritas como antisociales o con trastorno límite de personalidad. También invertían más dinero cuando la persona sonreía, pero con una excepción. Cuando se les presentaba una persona antisocial, la sonrisa hacía que desconfiaran e invirtieran menos dinero.

Sin embargo, en el seguimiento del estudio, con 283 participantes, se cambiaron un poco las descripciones de la personalidad. En este caso, los antisociales que sonreían también recibieron más dinero. Los investigadores explican la diferencia en los rasgos antisociales que se mostraron en un caso y otro. En el primer estudio se describía a la persona como desobediente, mentirosa y dada a las discusiones violentas. En el segundo se describió a la persona antisocial como despiadada, impulsiva y temeraria. Curiosamente, estos rasgos generaron mayor confianza, lo que indica que si sonríe, confiaremos en una persona peligrosa y despiadada, pero no en alguien mentiroso y desobediente.