A tal humor, tal honor: Chaflán, humorista escénico y audiovisual cubano

Pepe Pelayo
Creador y estudioso de la teoría y la aplicación del humor.
Chaflán

Introducción

Con esta serie de artículos “Al tal humor, tal honor”, cumplo dos objetivos: que aparezcan publicados en nuestro sitio humorsapiens.com y en un libro de mismo título.

Es mi humilde forma de rendirles un homenaje a varias glorias del humor cubano (varias, porque es casi imposible -y digo casi para no ser absolutista-, que estuvieran todas).

El procedimiento que he seguido es entrevistar a familiares muy cercanos a esas estrellas de la cultura cubana para obtener la parte humana de ellos y complementarlo con una breve valoración de su obra humorística.

Ya he publicado homenajes en este sitio a grandes humoristas escénicos, gráfico y audiovisuales como Idalberto Delgado, René de la Nuez, Juan Padrón y Enrique Arredondo. Hoy le toca el turno a otra modalidad escénica: el cuentachistes.

 

Chaflán

 

En toda la historia del humor cubano encontramos a unas cuantas figuras que se han destacado en ese estilo de hacer humor, pero existen dos extraordinarias estrellas: Guillermo Álvarez Guedes y Argelio García “Chaflán”.

Lamentablemente, he hecho esfuerzos, pero ha sido imposible hasta ahora entrevistar a un familiar cercano de Álvarez Guedes. Pero por suerte, sí logré entrevistar al hijo de Chaflán, el señor Pedro Argelio García, una persona muy amable y de la que estoy muy agradecido por su buena disposición. Aprovecho para agradecerle también a mi hermano de vida y excompañero de La Seña del Humor, Moisés Rodríguez, que gentilmente se ocupó del contacto.

 

Chaflán

Pedro Argelio García, hijo de Chaflán

 

Pero antes de entrar de lleno en el homenaje, me gustaría aclarar qué es un cuentachistes.

Para mí, es el que se sube a cualquier escenario, él solito, y nos cuenta su repertorio de chistes. Ojo, no nos cuenta cuentos, aunque los chistes sean mini historias muchas veces; es decir, el cuentachistes no narra un cuento con personajes, descripciones, varias situaciones, etcétera, como hacen los cuentacuentos. El chiste, en lo formal, es una unidad indivisible con una mínima economía de recursos; en otras palabras algo muy breve con unicidad y con la intención de hacernos reír. No todos los chistes son historias, a veces, es una situación, un juego de palabras, un absurdo, hasta una frase o un gesto.

En fin, esto de contar chistes es una modalidad que tiene reglas propias. Se podría afirmar que el cuentachistes solo tiene que conseguir un buen repertorio y apoyándose en su gracia personal (vis cómica, ángel), solamente tiene que contarlos. Sin embargo, no es tan fácil la cosa. Hacerse de un buen, original y exclusivo repertorio es difícil. También hay que tener talento para hilvanarlos con coherencia, mientras más ingenio demuestre en eso, mejor el resultado de su presentación. El cuentachistes profesional tiene que saber a qué público van dirigido sus chistes. Y por supuesto, tiene que saber la mejor manera de contarlos, donde colocar una expresión, dónde hacer un silencio, dónde poner una vocecita, una mirada, un gesto, donde alzar la voz o susurrar, etcétera y todo de manera precisa e impactante, por la brevedad de lo que cuenta. En fin, que el cuentachistes puede ir de un pésimo graciosillo a un excelente comediante.

Es una modalidad tan popular, que en países como en Chile mucha gente califica solo de humorista al que cuenta chistes y a nadie más, aunque el artista haga humor literario, fotográfico, musical, audiovisual, etcétera. Tiene mucho peso específico esta forma de hacer reír.

Pues el homenaje en esta ocasión está dedicado a un excelentísimo cuentachistes: Argelio García Rodríguez, “Chaflán”.

En mi trabajo en “la Seña del Humor” en Cuba tuve la oportunidad de compartir escenario con él. No fueron muchas, lamentablemente, pero la suficiente para admirar su trabajo. Así que como público directo fui testigo de su arte.

Entre las preguntas que le hice a su hijo estaba de dónde había salido ese nombre o apodo artístico “Chaflán”. En Cuba lo busqué en un diccionario y me enteré que un chaflán es un recurso urbanístico que consiste en unir con una línea oblicua los lados de las manzanas en sus esquinas, eliminándose éstas. Pero no vi nada en el físico de Argelio García que se pareciera a ese “chaflán”. Pero ya en Chile, en mis estudios del humor, me encontré con un famoso cómico mexicano que no conocía (o no recordaba, porque seguro vi alguna película de él cuando chico), de igual apodo. En mi “Breve diccionario del humor”, publicado por la editorial Verbum en Madrid, España, señalo lo siguiente:

Carlos López “Chaflán”-. Durango, México, 1887 – Chiapas, México, 1942. Humorista escénico y audiovisual. En 1929 actuó en la película silente El águila y el nopal. A partir de entonces comienza a hacer más cine y participa en cintas memorables como El compadre Mendoza (1934), Vámonos con Pancho Villa (1935), El baúl macabro (1936), Allá en el Rancho Grande (1936), La Zandunga (1936), Los millones de Chaflán (1938), y ¡Ay Jalisco, no te rajes! (1941). Falleció después de filmar La última aventura del Chaflán, estrenada en 1945.

Al estudiar a este Chaflán mexicano ya me pude imaginar, más o menos, lo que había sucedido. Y fue en esta entrevista que lo pude corroborar:

PEDRO ARGELIO: En el año 1938 mi padre comenzó a hacer imitaciones de voces, siendo la que mejor le quedaba la del cómico mexicano Carlos López (Chaflán). Y de ahí procede su nombre artístico que hasta yo heredé.

Y el otro punto que llamó mi atención (a mí y al que lo conoció), era su estilo de usar un sombrerito simpático y quitárselo cuando hablaba en serio y ponérselo cuando hablaba en broma.

Pedro Argelio también me contó que donde quiera que estuviera Chaflán, dentro o fuera de un escenario, el público lo relacionaba sólo con el chiste y la broma. Entonces, cuando tenía que presentar a otro artista o a un funcionario, por ejemplo, o dar un mensaje o aviso serio, etcétera, para delimitar las cosas, creó ese recurso de con-sombrero-risas y sin-sombrero-seriedad.

Aclarado ya todo, es el momento de rendirle un sincero tributo al inolvidable Chaflán. Y trataré de hacerlo a su estilo:

 

Sin sombrero (el lado humano de su vida)

Origen

Argelio García Rodríguez, “Chaflán”, nace el 16 de julio de 1925 en el Jíbaro, antigua provincia de Las Villas, actual provincia de Sancti Spíritus.

Su padre, Santiago García, era pequeño comerciante y su mamá, Catalina Rodríguez, ama de casa. Por lo tanto, como a casi todos los aquí homenajeados, no tenía de dónde heredar el gen de humorista, aunque…

PEDRO ARGELIO: Mi abuela Catalina era muy simpática y ocurrente.

Conocerlo detrás del telón por unos minutos en las pocas ocasiones donde coincidimos, no asegura que pudiera formarme una idea sólida de su personalidad, su carácter. Lo vi simpático, sociable, ¿pero era siempre así?

PP: ¿Cómo era su padre fuera de escena? ¿Era un típico jodedor cubano? ¿Era famoso por sus salidas graciosas, su chispa? ¿Era “centro de mesa” en reuniones y fiestas? ¿O era seco, gruñón, o introvertido?

PEDRO ARGELIO: Sí, él era un jodedor. La gente en la cola de la bodega y donde quiera, le buscaba la lengua para verlo soltar sus jocosidades. Sin embargo, en la casa era muy serio. Pero nunca fue gruñón, siempre muy jovial y optimista. Él decía: “soy feliz cuando hago reír a los demás”. Sin embargo era serio cuando tenía que serlo.

Cuesta imaginárselo serio, pero eso es muy frecuente. La gente piensa que los humoristas siempre están de ánimo alegre y haciendo reír a todos y todo el tiempo. O al revés, corre el mito que en la intimidad somos extremadamente graves, gruñones, pesados, inclusos inclinados a la depresión. Y no es así, por supuesto. Ni lo uno ni lo otro. Se olvidan que los humoristas son personas con altas y bajas en la vida como cualquier hijo de vecino.

 

Chaflán

Con su esposa e hijos

 

PP: ¿Cuál era su pasatiempo favorito?

PEDRO ARGELIO: El béisbol. Era el deporte que adoraba y que el practicó siempre que pudo. Era un ferviente aficionado a la pelota, como le decimos en Cuba. Tuve la oportunidad de conocer a las grandes estrellas de ese deporte que eran amigos de él y visitaban mi casa. Principalmente los del centro y oriente. Su equipo favorito era “Azucareros”.

 

Chaflán

Con su esposa Ramona Fernández

 

PP: Según su opinión, ¿fue buen esposo, buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo? ¿En qué se basa para afirmarlo?

PEDRO ARGELIO: Buen esposo, sin duda alguna. Imagínate con este trabajo, en este medio, con su fama y mantuvo su matrimonio hasta el día de su muerte. Siempre estuvo al lado de su familia. Todo el tiempo estaba al tanto de nuestro quehacer diario, aún estando de gira. Era como un lobo protector con nosotros. Y como hijo, excelente. Siempre preocupado por su mamá Catalina, y por sus hermanos Cucho y Ernesto; en fin, por toda su familia. Recuerdo cuando mi abuela murió, mi padre lloró como un niño. Y mejor padre imposible. Fue un padre ejemplar y nos guio siempre por el buen camino de la honradez y el estudio. Yo era su admirador número uno. Su ejemplo es muy bueno y soy universitario gracias a él y estoy con la misma esposa hace 37 años. Para con los demás era muy altruista, muy sentimental y no toleraba la injusticia.

PP: ¿Cuáles eran sus gustos en cuanto a comida, paseos, salidas…?

PEDRO ARGELIO: La comida criolla en toda su amplitud y colorido. Él siempre estaba de paseo, porque muchas veces lo contrataban en hoteles donde permanecía en temporadas y nosotros -mi mamá y mi hermano- íbamos con él y disfrutábamos de las vacaciones. El mayor regocijo para él era vernos a nosotros felices. Ese era su mejor paseo y sosiego. Tenía muchos amigos y admiradores en todas las esferas, el deporte, el arte, etcétera. Mi padre visitaba a todas sus amistades a todo lo largo del país.

 

Chaflán

Con su mamá Catalina Rodríguez

 

Con sombrero (su lado artístico-humorístico)

Sus inicios

No se llega a ser un gran cuentachistes de la noche a la mañana. Primero tenía él mismo que descubrirse.

Chaflán comenzó en el arte en el año 1937, participando en un concurso de rumba. Imaginémonos a este niño de tan solo 12 años, que es capaz de ejecutar un baile de origen afro y hacerlo tan bien que obtiene el primer lugar en la competencia. Eso es llevar el arte en la sangre, ¿no?

PEDRO ARGELIO: Una firma tabacalera lo premió con $3.00 y una rueda de cigarros para él y su compañera.

A partir de ese momento hace giras circenses con la autorización de sus padres.

Ya en 1946 alterna su quehacer artístico trabajando como chofer de alquiler, lector de escogida de tabacos y en otras labores relacionadas con esa actividad tabacalera como despalador, engavillador, etcétera.

Pero en ese mismo año comienza a acercarse un poco más a lo suyo: obtiene el título de locutor de radio.

Ya como profesional en ese medio de comunicación, trabaja en varias emisoras como “La voz del Yayabo” y “Radio Nacional”, ambas de Sancti Spíritus. También trabajó como locutor de las ferias ganaderas espirituanas.

En 1953 se casa y se traslada a la ciudad de Victoria de las Tunas (provincia de Oriente en esa época), donde trabaja como locutor y publicista en “Radio Tunas”.

En el año 1956 se traslada a la ciudad de Placetas (Municipio de Santa Clara), como director de la planta de radio “CMHP”.

En 1957 se acerca otro poquito más a lo suyo al comenzar a trabajar como animador del cabaret “Venecia” de la ciudad de Santa Clara, por donde desfilaban las estrellas nacionales del momento como Olga Guillot, Benny Moré y otras, y las figuras extranjeras como Pedrito Rico y los Chavales de España, por ejemplo.

Claro, también mantenía la actividad en la emisora de radio como administrador, productor, locutor, publicista, etcétera.

 

Chaflán

Con Benny Moré

 

PEDRO ARGELIO: Para mí ese desempeño como animador del Venecia fue su primer trabajo importante desde el punto de vista artístico profesional.

En su labor como animador descubre profesionalmente su vis cómica escénica y lo bien que recibía el público el ejercicio de su sentido del humor. Y una cosa llevó a la otra.

 

Su humor

PP: ¿Cómo armaba su repertorio?

PEDRO ARGELIO: Armaba su repertorio de las vivencias cotidianas. Se nutría mucho de todo lo que le rodeaba y siempre ese don que tenía de verle el lado humorístico a todo. También se adecuaba mucho al público el entorno, el contexto, para soltar el chiste que encajaba mejor en determinada situación. Esa espontaneidad que siempre lo acompañaba. Nunca utilizó la mala palabra ni chistes de mal gusto. Trabajaba mucho el doble sentido sin nunca recurrir a la mala palabra, a la vulgaridad.

Quiero detenerme en este punto, porque ha sido un común denominador en estos artículos. Los familiares cercanos de todos los grandes humoristas a los que he homenajeado en “A tal humor, tal honor”, han declarado con énfasis que estas glorias del humor cubano rechazaban el humor vulgar, obsceno y lo evitaron siempre.

¿Será entonces que los humoristas vulgares no trascienden, no alcanzan el estrellato, a pesar de que el público ríe a carcajadas con ese humor chabacano, grosero? ¿O es que ese público que disfruta tanto ese humor, al final no le da el espaldarazo a los humoristas vulgares a la hora de “pasar a la historia”? ¿O ese público que tanto gusta de las vulgaridades no es mayoritario? Pienso que es un tema a estudiar mejor, porque conozco humoristas que se sienten triunfadores, exitosos, incluso superiores al ver lo bien que funcionan las malas palabras, las obscenidades, las groserías, en su trabajo diario.

¿Pero por qué sucede este fenómeno?

Para mí, es porque todo lo que de placer después de sufrir, es bien recibido por el ser humano. Por ejemplo, aguantar un gas en nuestro interior, no poder defecar o hacerlo mucho, dificultad para hacer bien el amor o no poder hacerlo, o cualquier relacionada con lo anterior, o con las partes del cuerpo involucradas. Entonces, si se menciona algo de eso públicamente produce risa segura. Risa de alivio. A lo anterior se le suma el tema tabú. Desde niños no nos dejan decir palabras como peo, culo, mierda, etcétera. Entonces que alguien las diga en público también nos provoca risa. Risa rebelde, risa vengativa y justiciera. Y no perdamos de vista que esas necesidades fisiológicas, de reproducción, etcétera, pertenecen a todo ser humano, nos iguala. En sudar, orinar, defecar, vomitar, eyacular, no hay clases diferentes, todos hacemos lo mismo, por lo tanto, da placer también por ese lado.

Ojo, no se trata de ser beato ni mucho menos. Por ejemplo, cualquier mala palabra es bien recibida si está justificada. Se trata de la débil línea entre el buen y el mal gusto.

Entonces, conociendo todo lo anterior, es un facilismo usar esos recursos para conseguir la risa fácil del público. Quizás conscientemente o no, las grandes figuras del humor lo saben y se alejan de utilizar esos elementos de mal gusto. Y no voy a mencionar que el humor más elaborado hacer pensar o eleva el espíritu. Me quedo solo con que a estos importantes humoristas, estos que de verdad trascienden, no les gustan las vulgaridades, las palabras obscenas, lo chabacano, la chusmería.

Y para mí, tienen toda la razón. Gracias por eso también, Chaflán.

PP: ¿Qué tipo de chistes, de humor, le gustaba más?

PEDRO ARGELIO: El tipo de humor que más le gustaba era el humor inteligente, el doble sentido picaresco.

PP: ¿Cuáles eran sus ídolos en el humor?

PEDRO ARGELIO: Sus paradigmas eran Cantinflas, Biondi y del humor escrito, Álvaro de Laiglesia.

Para entender mejor el gusto humorístico de nuestro Chaflán, trazaré en un par de líneas el tipo de humor que hacían esos también grandes del humor:

Cantinflas: actor cómico mexicano, cuyo humor se basaba en aspectos lingüísticos del habla de su país, tanto en la entonación, como en el léxico y la sintaxis. Mezcla de humor blanco con sátira social y política.

Pepe Biondi: actor cómico, artista circense y guionista argentino que trabajó mucho en Cuba. Hacía un humor inocente, transparente y payasesco, y cuando lo hacía fuera de la televisión, lo mezclaba con algo de humor picaresco.

Álvaro de Laiglesia, escritor humorístico español, caracterizado por su humor ingenioso, rupturista, blanco y satírico también.

PP: ¿Cuáles eran sus mejores amigos dentro del mundo humorístico?

PEDRO ARGELIO: El más cercano era Alberto Luberta que quería incluso incluirlo en el elenco de su programa, pero por la geografía no pudo concretarse; es decir, por la distancia. No obstante hizo mucho radio con el mismo Luberta y participó como artista invitado en “Alegrías de Sobremesa” en numerosas ocasiones. También era amigo de German Pinelli, Carlos Moctezuma, Reynaldo Miravalles, Carlos Ruiz de la Tejera, Rosita Fornés, Idalberto Delgado, Bobby Carcassés, etcétera. Tenía varios seguidores aquí en su tierra, como Rogelio Espina, a los cuales siempre ayudó y aconsejó. Yo le diría que todos los artistas de la farándula: músicos, con los que tenía una gran empatía, actores, conductores de espacios estelares como Eva Rodríguez, Consuelito y Cepero Brito, todos ellos le tenían gran estima y respeto. Esos son los más conocidos, pero también un aparte para Delio Luna, ya desaparecido y la Feria de Sancti Spíritus lleva su nombre. En el orden personal Jaime Policart y una lista interminable de nombres queridos.

PP: ¿Cuál era el medio donde más le gustaba actuar?

PEDRO ARGELIO: Todos los medios le apasionaban pero creo que a él le gustaba más el teatro en todas sus manifestaciones. Es decir ese contacto estrecho con el público lo motivaba mucho.

Chaflán

Con Germán Pinelli

PP: ¿Qué recuerda de su extenso trabajo en escenarios?

PEDRO ARGELIO: De su trabajo es lo que más recuerdo. De hecho para mí es donde mejor se desenvolvía, ya que él interactuaba mucho con el público. Tenía para eso una facilidad increíble. Lo hacía parecer como si todo hubiera sido ensayado. Desde que tengo uso de razón yo era un ferviente admirador de su trabajo y siempre vi que tenía una gran acogida y en públicos de cualquier edad. A todo lo largo y ancho del país. Yo era parte de ese público y la verdad que echaba las tripas al igual que el resto, lo mismo en la plataforma de un carnaval, un teatro, actividades en centro de trabajo, en cabaret, en escuelas, y en eventos de toda índole. Te repito la lista sería interminable. Él era comprendido hasta por público de habla no hispana porque tenía trabajos a base de mímica y efectos de sonido como por ejemplo, su rutina de “Adán y Eva”.

Para el que no lo disfrutó “en vivo”, que trate de recordar programas de televisión nacional como “Palmas y cañas”, “Sabadazo”, “Juntos a las 9” y muchísimos más, incluyendo a los de televisión provincial como “desde mi cuadra” y otros.

PP: ¿Qué recuerda de su trabajo en radio?

PEDRO ARGELIO: La radio era un medio que le encantaba. De hecho fue lo primero que hizo profesionalmente en el arte. En el año 1956 se le encomendó la administración de la emisora de radio de Placetas, como le dije. Ahí él hacía la producción de todo lo que se hacía: programas musicales, serie de aventuras comerciales que el mismo creaba por ejemplo: “Café El Buchito que está sabrosito…”, eslogan para un café de fabricación local. Hacia programas en vivo con artistas locales, etcétera. Aquello le daba mucha vida al pueblo. Él también ponía altavoces en el techo del carro y anunciaba el circo que venía, propaganda de espectáculos. Déjeme decirle que gracias a él vinieron y actuaron en Placetas artistas como: El cuarteto de Meme Solís, Aurelio Reinoso, Luisa Maria Guell, Tejedor, Orestes Macías y muchos más, porque además era un gran promotor cultural. También hizo mucho radio en la “W”, o sea, en la emisora de Santa Clara, con infinidad de programas de entrevistas, humorísticos, de participación, etcétera.

 

Chaflán

 

Y eso no era todo, este artista “multimedia”, también componía canciones (“Mujer de Viet Nam”, por ejemplo) y era una reconocido decimista. Aún su familia conserva su carnet de la Asociación Cubana de Derecho de Autor.

PP: Por favor, cuénteme anécdotas que recuerde de él en su trabajo artístico y las anécdotas que recuerde de su vida particular?

PEDRO ARGELIO: Las anécdotas también son interminables. A cada rato en la calle me tropiezo con alguien que me pregunta: ¿usted es el hijo de Chaflán?... Ah, porque yo estuve con su papá en el año 80 en Angola y nos pasó esto y esto… ja, ja, ja… Y así. Le contaré una que sucedió en el teatro “La Caridad” de Santa Clara. Estaba tocando la Orquesta “Los Van Van” y sale a escena mi papá a presentarlos y se pone en el escenario a jaranear con los músicos. En eso Lele, que era el cantante líder de ellos, le pega un grito cerca de la oreja a mi padre, el cual grita asustado “¡Ñoooo!”. Acto seguido se introduce el dedo índice en la oreja y cuando se lo saca aparece una especie de bolita de adentro. Mire, el teatro se vino debajo de la risa y Juan Formell, el director de la Orquesta, también sorprendido, lloraba de la risa. Parece que previamente él se había colocado una bolita de papel y preparó el gag con Lele. Jamás podré olvidar eso.

PP: ¡Buenísima! ¿Otra anécdota?

PEDRO ARGELIO: Claro. Un día yo me estaba portando un poco mal, estando en la universidad. Imagínese, mucho rigor a mi alrededor y yo un adolescente. Así que el rector me llamó y me dijo: “Pedro Argelio, váyase para su casa y no regrese si no es acompañado de su padre. Bueno, mi viejo fue a ver a aquel rector, un hombre muy recto, severo y formal. y yo me dije “Ay, mamá, hasta aquí llegué”. Entonces cuando mi padre regresó, se quedó mirándome así… Y yo le pregunté, viejo, ¿qué pasó? Y me respondió: “Na, que si esto era con sombrero o sin sombrero”. Fíjese, yo me quedé frío. Y se corrió la voz. Después, en la universidad hasta los profesores me gritaban “Oye, esto es con o sin…”. Se hizo como se dice ahora… viral.

 

Chaflán

Con Diana Rosa Suárez, Héctor Téllez y su hijo Pedro Argelio

 

PP: ¿Recuerda si en su carrera recibió sólo buenas críticas o hubo también alguna negativa?

PEDRO ARGELIO: Para mi gran orgullo nunca escuché ninguna crítica negativa hacia él. Fíjese que en el Anfiteatro de Varadero yo me paseaba entre el público, ya que nadie me conocía, y todo el mundo estaba disfrutando de su actuación, hasta las mesas más separadas del escenario y la gente con bastantes tragos consumidos, pero todo el mundo atento a sus chistes y con la risa a punto de estallar. Además las ventas de sus discos eran altísimas. El lanzó dos acetatos que se agotaron y murió con la idea de grabar otro o sea un tercero que nunca salió.

PP: ¿Cuáles premios ganó y cuál valoraba más?

PEDRO ARGELIO: Recibió infinidad de diplomas, reconocimientos, la medalla Raúl Gómez García, Doctor Mario Muñoz de Comunicaciones, 30 años con la Cultura, el machete de Serafín Sánchez, la Llave de la ciudad de Santa Clara, y unos cuantos más.

PP: ¿A qué países viajó por su trabajo?

PEDRO ARGELIO: Los países que visitó fueron: Viet Nam, Angola, Nicaragua, URSS, Panamá, Venezuela y México. Me decía que cada cual tenía su encanto. Es que le fue muy bien en esos lugares.

Argelio García Rodríguez, “Chaflán”, falleció el día 27 de junio de 1992, en la ciudad de Santa Clara, a la edad de 66 años. ¿Causa de su muerte? Un infarto cardíaco. Sus restos reposan en el cementerio de Santa de Clara.

Chaflán

 

PP: ¿Cómo recuerda a su padre?

PEDRO ARGELIO: Yo lo recuerdo todos los días y a veces digo: si el viejo estuviera vivo... Sueño con él y lo veo tal y como era.

PP:¿Por qué cree que es un grande del humor cubano?

PEDRO ARGELIO: Es difícil dar esa opinión de un ser tan querido. No quiero aparecer parcializado. Pero me pongo en el lugar de la gente que se me acerca para pedirme grabaciones de él. Son múltiples los homenajes que le han hecho en vida y después de su muerte. Por ejemplo Lázaro, el mago, organizo un homenaje allá en la zona donde nació y se desarrolló mi viejo y a partir de ese momento la casa de cultura del Jíbaro se llama Argelio García en su honor. En los homenajes que se le han dedicado han participado figuras como Alberto Luberta, el Sobri, Olver Vargas, Salvador y Patricio Wood, René de la Cruz, René René, Eddie Martin, Carlos Ruiz de la Tejera, el elenco del programa Sabadazo completo, Ido, Hidroelia, Ruben Breñas Baudilio, Kiki Quiñones, Mentepollo, el Pichón de Manacas, Rosillo, Churrisco, Enrique Núñez Rodríguez, etcétera.

Para decir que fue un grande del humor me baso en la aceptación y el éxito que tuvo durante su carrera a todo lo largo del país y de lo que fui testigo presencial en innumerables ocasiones. Tengo muchas vivencias inolvidables. Donde único no estuve fue en la provincia de Pinar del Rio y allí se filmó la multipremiada película “La bella de la Alhambra” en la que tuvo un rol.

Yo me siento muy complacido, porque la gente lo recuerda como yo quiero: con alegría, amor y cariño. Siempre vivo con la nostalgia de aquellos momentos inolvidables, cuando escuchaban sus chistes y jocosidades. Yo vivo en Santa Clara y ando por las calles y la gente lo recuerda con alegría, reitero, y constantemente me dicen: “Oye, ¡y tú no sabes hacer cuentos?” Y yo les respondo que sí, pero que jamás como él.

PP: ¿Cree que ha existido alguna injusticia por no haber sido homenajeado su padre como se merece?

PEDRO ARGELIO: Él ha sido homenajeado, como le decía anteriormente, en varias ocasiones, pero con el paso del tiempo esto ha ido disminuyendo casi al olvido, lo cual es triste. Le decía que él grabó dos discos de larga duración en la EGREM, que vendieron más de 40,000 copias, lo cual fue record para un humorista. El murió y quedó en proyecto un tercer disco que nunca salió. Por eso yo creo que su obra quedó truncada. En el año 2010, casi 20 años después de su partida, fui entrevistado en un programa que tenía Churrisco en Radio Taíno y él me aseguró que ese disco saldría en un año. Mire cuanto tiempo ha pasado y nada. Yo tengo la esperanza que se haga justicia, pero no está en mis manos. Mucha gente se me acerca pidiéndome cosas de él y yo tengo mucho material guardado que se podría publicar; o sea, grabar más discos para el deleite del pueblo. Pero, le repito, no tengo la forma. Quizá con este trabajo se me encienda la chispa y pueda lograr algo mientras viva; es decir, seguir promoviendo ese anhelado proyecto para mantenerlo vivo en el corazón del pueblo.

PP: ¿Algo que desee agregar?

PEDRO ARGELIO: Yo creo que casi todo está dicho. Pero para mí sería muy importante, ya que él no está desde hace casi 30 años, tratar de reproducir su obra y comercializarla para el beneplácito de todos los hispano-parlantes. Yo creo que si es verdad lo que se dice, que es un grande del humor, la mejor forma de demostrarlo es con la aceptación que tenga del público, no porque lo diga yo que soy su hijo o usted un admirador, sino haciendo discos y venderlos. Usted me podría ayudar en eso yo tengo el material y le aseguro que es bueno. Yo soy el único que puedo ayudar y tengo ya 66 años. La música de Benny Moré se sigue grabando y su familia se beneficia merecidamente con su legado. Por qué no probar nosotros con el legado de mi padre que tanto luchó para lograr lo que logró. Sin embargo la muerte truncó su vida y su obra cuando tanto le quedaba por dar con solo 66 años, la misma edad que tengo ahora. Muchas gracias por la oportunidad de revivir esto lo cual, créame, yo no esperaba. Gracias.

No me es fácil esta despedida. Estimado Pedro Argelio, desde donde vivo no creo que pueda hacer mucho para que se siga difundiendo la obra de su padre. Y menos la grabación de materiales vírgenes. Eso es algo que encuentro inaudito se desperdicie. Es algo que merece su padre y merecen sus admiradores. Es patrimonio cultural cubano. Sin embargo, soy optimista. Pienso que quizás este homenaje llegue a las manos de personas que sí pueden hacer lo necesario. Y para que estar algo más seguro, trataré de enviárselo a terceros que sí puedan hacérselos llegar. Le deseo la mayor de la suerte con esa gestión y le agradezco infinitamente por su tiempo y esfuerzo para darme la oportunidad de conocer más humanamente a su padre.

 

Chaflán

 

Y en cuanto al gran Chaflán, no me cabe la menor duda de que esté donde esté, Más Allá o más acá, estará haciendo reír a todos a su alrededor con el sombrero puesto.

Por mi parte, me quito el sombrero ante su talento para hacer reír, Maestro.

A tal humor, tal honor.

Copyright © Pepe Pelayo. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.