Entrevistas a humoristas

Entrevista a Ricardo Berczuk

PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?

RICARDO BERCZUK: Sí, claro que me gustan, especialmente si la entrevista la hace un amigo. Las entrevistas que no me gustan, y que me han hecho varias veces, son las que se hacen en una comisaría. Normalmente me acompañan dos agentes y entre los tres jugamos al típico "policía malo/policía bueno/humorista malo".

 

PP: En este año 2011, ¿cómo ve el estado actual del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?

RICARDO BERCZUK: El humor televisivo en Argentina suele ser muy malo. El principal pecado es la improvisación y la falta de guiones respetables. Se confía excesivamente en el carisma del actor principal sin apoyarlo con buenos diálogos y personajes secundarios. La gracia consiste en generar algunas muletillas que peguen en el público y repetirlas programa a programa hasta el hartazgo. Aunque suene sacrílego para muchos, Alberto Olmedo es el arquetipo de este tipo de humor. Era un dotado como actor cómico, pero la consigna aparente de los productores era "salí y hacé lo tuyo". En radio el espacio para el humor está muy acotado por el ritmo de la actualidad. Suele ser humor político, con imitadores de voces muy capaces en ese rol pero, nuevamente, sin un guión que capitalice esa habilidad. Creo que en ambos medios hay una demanda latente por un humor más creativo y absurdo.

En contraste, el humor gráfico goza de muy buena salud. Hay muchos y muy buenos historietistas en diarios y revistas. No puede decirse lo mismo de la literatura de humor, cuyos escasos exponentes actuales son personajes públicos (actores, animadores) devenidos en escritores con gran llegada comercial pero muy poco valor artístico.

 

PP: En varios países de América Latina se dice: "mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc., ¿en el país donde vive se dice lo mismo?

RICARDO BERCZUK: Creo que el argentino en general cultiva un humor ácido, muy cínico, que no he visto en otros lugares. Hemos aprendido a reírnos de nuestras desgracias y cada frase tiene un dejo de ironía. Más allá de este rasgo general, lo que tú dices se aplica a cierta gente del interior, en particular los cordobeses, que siempre tienen un cuento a flor de labios, y dicho con una tonada que realza aún más la comicidad.

 

PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír?

RICARDO BERCZUK: Sin ninguna duda. Dame un martillo y te lo demuestro ya mismo.
Sí, siempre es un gran desafío hacer reír, con una probabilidad baja a moderada de conseguir la risa y otra muy alta de pasar el ridículo. Además, no existe un único humor. Creo que cada humorista tiene un público más bien acotado porque no hay dos personas que se rían de las mismas cosas. Es más, hasta me animo a decir que cada chiste o cada cuento tiene un público. En mi caso particular me ha sucedido que personas en principio similares en su formación y gustos han reaccionado muy distinto a mi trabajo. A algunos les pareció horrible y a otros les pareció malísimo.

En serio, como te debe pasar a ti y otros colegas, sé lo difícil que es hacer reír y disfruto enormemente cuando lo consigo.

Uno de mis recursos para hacer reír es pegarme con un martillo como en las viejas películas. Por lo tanto me desdigo de lo anterior: "Es tan fácil hacer reír como llorar".

 

PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?

RICARDO BERCZUK: Siempre me fascinó el humor y los humoristas, pero la vocación me picó en serio cuando Rudy tuvo la generosidad de comenzar a publicar mis cuentos en Sátira 12, cuando yo tenía 22 años.

 

PP: ¿El humorista nace o se hace?

RICARDO BERCZUK: Creo que se nace, como en la mayoría de las artes y los deportes. Podés aprender algunas reglas, pero si no lo tenés adentro es improbable que puedas progresar.

 

PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?

RICARDO BERCZUK: El mejor momento fue cuando se publicó mi primer cuento. Aquel día casi secuestré la edición del diario para compartirlo con mis amigos. El peor no es un momento en particular sino la sensación constante de que es muy difícil abrir las puertas del mundo corporativo para llegar al gran público.

 

PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?

RICARDO BERCZUK: Sí, me río muy fácil. Me gustan los buenos chistes clásicos (de loros, suegras, etc.), me sigue gustando el segundo sentido más procaz, y me divierten algunas buenas comedias americanas y francesas en el cine y varias sitcoms americanas (Seinfeld, Frasier, Scrubs, 30 Rock).

 

PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?

RICARDO BERCZUK: No. Como hago humor escrito, mi trabajo es bastante solitario, algo que en realidad también disfruto.

Perdón, ¿cuenta como anécdota el día que todos los humoristas organizamos una terrible orgía y le dije a mi esposa que iba a una conferencia? ¿Cuál fue tu excusa, Pepe?

 

PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?

RICARDO BERCZUK: En lo que hago, mi principal referente es Woody Allen (en Getting Even, Side Effects, Without Feathers). También disfruto y me identifico con cosas de Fontanarrosa, Rudy y vos mismo.

 

PP: ¿Qué me aconseja a mí como humorista?

RICARDO BERCZUK: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Que sos humorista? Esto explica por qué tu libro no encajaba en mi idea de novela, ni de autoayuda, ni de medicina, ni de nada.

En realidad, soy yo el que ha escuchado y seguido con atención tus consejos de humorista de raza. Mi consejo es que sigas aconsejándome a mí.