Diccionario Humor Sapiens

choteo

(De chotear).

1. Burla, pitorreo.

 

(Nota del editor)

Fragmento del ensayo "Indagación del choteo", de Jorge Mañach (escritor, periodista, ensayista y filósofo cubano.)

El choteo -cosa familiar, menuda y festiva- es una forma de relación que consideramos típicamente cubana y ya ésa sería una razón suficiente para que investigásemos su naturaleza con vistas a nuestra psicología social. Aunque su importancia es algo que se nos ha venido encareciendo mucho, por lo común en términos jeremíacos, desde que Cuba alcanzó uso de razón, nunca se decidió ningún examinador nuestro, que yo sepa, a indagar con algún detenimiento la naturaleza, las causas y las consecuencias de ese fenómeno psicosocial tan lamentado. En parte por aquella afición de época a los grandes temas, en parte también porque ha sido siempre hábito nuestro despachar los problemas con meras alusiones; los pocos libros cubanos que tratan de nuestra psicología se han contentado, cuando más, con rozar el tema del choteo. Esquivando casi siempre esta denominación vernácula, se ha tendido a desconocer la peculiaridad del fenómeno y a identificarlo con cualidades más genéricas del carácter criollo, como la "ligereza", la "alegría" y tales. También aquí nuestro confusionismo ha hecho de las suyas.

Esa misma falta de exploraciones previas extrema la dificultad de una primera indagación, ardua en sí misma por lo tenue que es el concepto corriente del choteo y por la variedad de actitudes y de situaciones a que parece referirse. ¿Qué método nos permitiría penetrar con alguna certidumbre en una vivencia psíquica y social tan evasiva, tan multiforme y tan poco concreta?

Se trata, por supuesto, de discernir el sentido de la palabra "choteo". Pero he ahí un problema de semántica en que la etimología -tan valioso auxiliar de esa ciencia de los significados- no nos ayuda. Han especulado bastante sobre el origen del vocablo. Andaluces hay que quisieran conectarlo con la voz choto, que es el nombre que se le da en España -y en aquella región particularmente- al cabritillo. "Chotar" --del latín suctare-- significa en Andalucía mamar y por extensión conducirse con la falta de dignidad que exhiben los cabritillos en lactancia. El choteo sería pues, portarse como un cabrito. Claro que no es imposible esta derivación. Tampoco lo es que el vocablo "choteo" pertenezca al acervo muy considerable de voces afras que han tomado carta de naturaleza en nuestra jerga criolla. Pero ni el ilustre Fernando Ortiz, autoridad en la provincia afrocubana de nuestra sociología, se muestra muy seguro acerca del étimo africano, aventurando tan sólo posibles vinculaciones con el lucumí soh o chot (que comporta la idea de hablar) y con el pongüe chota, que denota la acción de espiar. Evidentemente, esta última conexión sí se prestaría para explicar el empleo que también se hace en Cuba del vocablo en el sentido de acusación o delación; pero no arroja luz alguna sobre la acepción de choteo como actitud jocosa. En todo caso, la etimología sólo puede servir de punto de partida para una indagación de significados cuando es indudable, cuando ofrece una raíz segura en que afincar el brío de las deducciones.

Fallido el método etimológico, no parece quedarnos otro medio de abordaje que el de asirnos al concepto corriente de la palabra choteo: ver qué definición se da generalmente de ella, estudiar en abstracto las implicaciones lógicas de esa definición y cotejar éstas después con observaciones objetivas. Conjugando así un método empírico con un método lógico, esquivaremos a un tiempo mismo los peligros de las abstracciones excesivas y de las experiencias incompletas.

Si le pedimos, pues, al cubano medio, al cubano "de la calle", que nos diga lo que entiende por choteo, nos dará una versión simplista, pero que se acerca bastante a ser una definición porque implica lógicamente todo lo que de hecho hallamos contenido en las manifestaciones más típicas del fenómeno. El choteo -nos dirá- consiste en "no tomar nada en serio". Podemos apurar todavía un poco más la averiguación, y nos aclarará -con una frase que no suele expresarse ante señoras, pero que yo os pido venia para mencionar lo menos posible- nos aclarará que el choteo consiste en "tirarlo todo a relajo". (En Cuba, relajo significa falta de seriedad, barullo, broma, jolgorio. Nota del editor.)

Como véis, estas dos versiones que nos da el informador medio coinciden, por lo pronto, en asignarle al choteo una índole absolutista y, por así decir, sistemática. Llamamos opositor sistemático al político que hace de la oposición un hábito, sin que se le dé mucho que los objetos de su oposición sean realmente condenables. Así también, el choteador, que todo lo echa a broma, que a nada le concede, al parecer, importancia, es una suerte de profesional de esa actitud, y ya veremos que tampoco a él le importa mucho que los objetos o situaciones de que se mofa sean en verdad risibles. El choteo es, pues, una actitud erigida en hábito, y esta habitualidad es su característica más importante.