Entrevistas a humoristas

Entrevista a Reuben Morales

PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?

REUBEN MORALES: Sí, aunque pocos entrevistadores entienden que uno es un ser humano y no una máquina escupe chistes. Aunque me gustan las entrevistas, también resulta comprometedor lo que el entrevistador espera que tú hagas en su espacio. A pesar de eso, siempre resultan una caricia al ego y eso nunca cae mal.

 

PP: En este año 2014, ¿cómo ve el estado del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?

REUBEN MORALES: ¡Excelente! Venezuela presenta el mejor contexto para producir buen humor: censura, medios comprados por empresarios del gobierno, autocensura, perseguidos políticos, humoristas retados por el presidente y comediantes vetados en teatros y hoteles del Estado. Un verdadero coctel para estimular al ingenio. Ahora, que los humoristas disfrutemos vivir así, es otro cuento. El camino del humorismo en Venezuela ha sido de un constante ascenso en el gusto colectivo. La profesión del humorismo es hasta anhelada hoy por muchos. Antes, en los años ’70, era una real blasfemia decir que querías dedicarte a esto. Hoy hay talleres, espacios para presentarte y mucha gente trabajando en esto y haciéndolo bien.

 

PP: En varios países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?

REUBEN MORALES: Sí y es algo que me produce una sensación agridulce. Por un lado, es reconfortante saber que el venezolano se siente orgulloso de ello. Por el otro, es señal de ignorancia. En los viajes que he podido hacer a los congresos de la Sociedad Internacional de Estudios Humorísticos, me he dado cuenta de que prácticamente cada sociedad piensa igual de sí misma. Además, hay sociedades que tienen fama de ser más echadoras de broma que otras, como la taiwanesa, la danesa y, dentro de Venezuela, la maracucha, por ejemplo. También vale hacer la distinción entre ser humorista y ser alguien que bromea entre amigos. El primero vive profesionalmente de hacer reír. El segundo, no. En consecuencia uno encontrará sociedades donde la gente es muy alegre y jocosa, pero no necesariamente tienen buena industria humorística (como la taiwanesa, por ejemplo). Por otro lado, hay sociedades algo más “serias”, pero que tienen muy buena industria humorística (como la japonesa). Todo lo cual me lleva a concluir que cada sociedad tiene la dosis de humorismo exactamente necesaria para aliviar sus penas.

 

PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír?

REUBEN MORALES: Pienso que cada quien nace hecho para algo en especial. Cada cosa tiene su dificultad congénita. Un buen momento de llanto me parece tan difícil de producir como un buen momento de risa. Ahora, si hacemos la distinción entre tristeza y alegría y asociamos la tristeza a la destrucción y la alegría a la construcción; creo que es más fácil destruir que construir. Si no, constátelo con cualquier régimen autoritario de corte socialista.

 

PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?

REUBEN MORALES: En el año 1999. Vi la película “Private Parts”, del locutor estadounidense Howard Stern, y dije: “Esto es lo que quiero hacer yo”.

 

PP: ¿El humorista nace o se hace?

REUBEN MORALES: Nace, pero se macera en el camino. Un buen talento, sin disciplina y autocrítica se queda en la típica frase “él pudo haber sido un gran humorista”.

 

PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?

REUBEN MORALES: Me cuesta puntualizarlos, pero entre los mejores está el trabajar con humoristas que admiré de niño y el hacer reír a personas de estratos sociales desfavorecidos. Hacerme payaso de hospital fue un momento revelador en mi carrera. Entre los peores momentos, nunca faltan esos malos días en los que te cuestionas si seguir en esto o no. Lo otro que constituye un momento amargo de mi carrera, es el de lidiar con el ego de los artistas y sus cambios de personalidad a medida que se hacen famosos.

 

PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?

REUBEN MORALES: Sí, disfruto reírme. Sobre todo con el humor que no suelo hacer, como el sexual, el ácido y el humor negro.

 

PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?

REUBEN MORALES: Lo que describo a continuación, me pasa muchísimo. Suelo estar en reuniones de trabajo con clientes corporativos a quienes les voy a hacer un show por motivo del lanzamiento de un nuevo producto o una nueva política en su dinámica interna. Arranca la reunión, ellos me cuentan qué es lo primordial a comunicar en el evento y por dónde debe ir la tonalidad de los chistes. Los escucho en silencio y anoto con atención, en mi computadora o libreta, hasta que uno de los clientes rompe el ritmo de la reunión y con cierta desconfianza, me mira y dice: “¿Va a quedar chévere, no? Es que tú eres muy serio. No tienes cara de cómico”. Supongo seré el primer paciente de un cirujano estético que pida una cirugía facial antiestética.

 

PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?

REUBEN MORALES: Con Jaime Garzón, Emilio Lovera, Laureano Márquez, Leoncio Martínez, Bill Cosby y Lope de Vega.

 

PP: ¿Qué me aconsejaría a mí como humorista?

REUBEN MORALES: Revísese internamente y vea de qué quiere hablar. Cuáles son sus necesidades expresivas. Ahí está la sustancia de un humorista. Luego, trabaje, trabaje y trabaje.